25 mar 2007

EVIL - Introducción

En los tiempos en los que el reino de Kilga todavía no era fundado y que la familia Drache tomara el poder de las tierras sobre el cual fue establecido, habitaban en el mundo seres fantásticos que son considerados los ascendentes directos de la familia real de este reino.

A lo largo de los años, la raza perdió su poder, decayó y la sangre se corrompió. Esta raza, los ryujin, no son más que leyendas, historias e ilustraciones en viejos libros apilados en viejas bibliotecas.

Los ryujin eran dragos de baja categoría, nada más que sirvientes directos de los dioses. Las deidades se encargaban de engendrarlos y criarlos como meros medios de transporte para ellos mismos.

Por largas eternidades permanecieron los ryujin en esa condición de sirvientes. Sin embargo, a lo largo de las eras y de manera gradual, los dragones aprendieron el idioma de los dioses, demostrando la sublime inteligencia con la que habían sido dotados por sus creadores. Las divinidades, sabedoras de este don y en espera de que fuera descubierto, decidieron que era el momento de otorgarles su libertad y que fueran ellos y sólo ellos los constructores de su propio destino.

Así fue como los ryujin fueron liberados en uno de los muchos mundos creados por los dioses. Las tierras en las que se encontraron eran desérticas, enormes y vastas, sin grandes fuentes permanentes de agua,

El espacio era vecino de un reino en el que ya existía una población establecida, un reino llamada Nihon Ni. Esta población, conformada por seres humanos, nombraban Daminea al desierto vecino a su país y, de la misma manera, le proporcionaron un nombre a la raza de seres que aparecieron en esas tierras: ryujin, que en su idioma quería decir “gente dragón”.

De esta manera, los dragones recién liberados obtuvieron una denominación y un espacio para desarrollar su existencia. Sin embargo, contaban con los demás regalos que los dioses les habían entregado, entre ellos, su poder más grande, la mejor de sus características: Eran capaces de de adquirir la forma de objetos y seres a voluntad y de permanecer con esta apariencia tanto tiempo como lo desearan.

Los ryujin, al conocer a los seres humanos, comprendieron que la mejor manera de sobrevivir en el ambiente hostil del desierto, era asumiendo la forma de aquellas criaturas que se adaptaban de buena manera. Así que renunciaron a su forma de dragones y se entregaron a la forma de ser humanos, aunque se tomaron algunas libertades y se convirtieron en personas más altas y robustas, algunos con cabelleras y ojos de color extravagante, con una vida mucho más larga que la de un ser humano común y corriente.

Al paso de los años, las tierras desérticas se presentaron insuficientes para el desarrollo de su cultura y fue necesario que se emprendiera la búsqueda por lugares más propicios y benéficos.

Con esta consigna, la población fue dividida en tribus, cuya misión era encontrar un lugar para establecer ciudades y mantener con vida el linaje de los ryujin. Los más ancianos, los sabios del pueblo, permanecieron en la primera ciudad fundada y el resto, los más valientes y capaces, fueron los elegidos para guiar dichas tribus.

Uno de los grupos más numerosos era comandado por Veilen Drake y su esposa Sansei, quien cargaba entre sus brazos a su hijo varón, llamado Orlando. El clan de los Drake vagó por años completos, sin que ningún lugar cumpliera con sus expectativas. Así fue hasta que encontraron un oasis en medio del desierto, gigantesco, bondadoso y generoso; allí establecieron su comunidad y una pequeña ciudad fue construida. El sitio fue conocido con el nombre de Gouden y los Drake se convirtieron en sus gobernantes.

Así da inicio la historia de los Drache…

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